De Joan Busquets Portero |
Vaig tenir la grant sort de conèixer al Joan fa 25 anys.
Fins l’últim moment ens ha fet riure i ens ha encoratjat a continuar treballant pel circ, aquest art que tant ha estimat.
Recollim la teva empenta i la teva alegria Joan. Et recordarem sempre amb un somriure.
Joan Busquets Portero , Pallasso, Empresari, Director d'espectacles, Posador en escena o en pista, Dramaturg, Agent artístic, Formador, Artista, Gestor, Productor.
Curioso, vital, alegre, de los actores que van al teatro, a Busquets le sentaba de maravilla la nariz roja.
Los payasos hoy lloran de verdad. Y esta vez en la pista, en el escenario, en las esquinas. Todas las muertes son lamentables, pero la de un payaso nos roba algo tan escaso como la risa, la ternura, la imaginación y la capacidad de juego. Todo eso tenía Joan Busquets, uno de mis payasos preferidos y un actor que con la Companyia Ínfima La Puça dio dignidad al teatro infantil durante muchos años junto a su compañero de tablas Óscar Rodríguez. Una mala enfermedad se lo ha llevado a los 54 años. Le seguí, les seguí, durante años en los Lluïsos de Gràcia y en el Jove Teatre Regina. A saber por qué, de sus quince espectáculos recuerdo especialmente Els cavallers del nas vermell (salía una gran y preciosa nariz esférica).
A Joan Busquets le sentaban de maravilla la nariz roja y su corbata de tiburón. En cambio, apenas conocí su etapa en televisión española en Sant Cugat. La que supuso, dicen, el mayor éxito de una compañía que no paraba de girar por toda España. Fue con los programas Picapuça (1986-1988) y Puçastoc (1989-1990). Recuerdo también la fiesta de los veinte años (creo) de La Ínfima en el Artesà de Gràcia y la disolución, sin traumas, de la compañía.
Busquets tenía una mirada vital, alegre y no hacía payasadas en la vida cotidiana. Públicamente se quitó la nariz roja (en privado, no). "I el nas?", le dije un día en los aledaños del Macba. "Encara que no el vegis, sempre el porto. Això és per a tota la vida".
Curioso, se metió en líos como la dirección del Festival Internacional de Pallassos de Cornellà y el Pallassòdrom de la Fira de Tàrrega, y estuvo también en los primeros meses del nuevo Sat junto a Óscar. Lo dejó pronto. Era curioso y era de los actores que van al teatro. No hay tantos. Sus espectáculos estaban dirigidos al público infantil, pero en mí despertaban la poca ingenuidad que entonces me quedaba - ahora ya no tengo ninguna-y podía sentir todavía el niño que nunca me ha abandonado. Y es que un payaso puede saltarse la lógica sin que le tomen por loco. Me regaló una nariz roja. Yo siempre tengo una nariz roja, o más, en casa. Me dan alegría y confianza. Y cuando pienso en su muerte, mirando el cielo del Tibidabo desde la terraza, siento ganas de llorar y una tristeza infinita.
Artículo publicado el 18.05.10 en La Vanguardia
Autor: Santiago Fondevila.
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